La imagen de arriba no es un extraterrestre, tampoco es el monstruo de Cloverfield, ni aparece en un videojuego. Ni siquiera es ficción. Se trata de la cabeza de una larva de un moscardón, magnificada más de un millón de veces.
La imagen fue tomada por el fotógrafo Steve Gschmeissners, quien utilizó un microscopio electrónico de escaneo (SEM) para captar la imagen. El microscopio bombardea el objetivo con electrones para crear imágenes superdetalladas de cualquier cosa que se le ponga por delante – en este caso un insecto.
Estos equipos son increíblemente caros y son pocos los que tienen acceso a ellos, captando imágenes más allá de lo que pueden lograr los microscopios regulares basados en fotones o en luz.
Por parte de la larva – que es bastante fea y tiene colmillos – en realidad no es tan maligna como se ve, y se utiliza en algunos casos en la medicina para limpiar heridas, porque se comen los tejidos muertos sin afectar al tejido bueno, evitando infecciones.
Si que parece un animal desconocido y asqueroso, me pregunto que clase de seres diminutos viviran en la tierra que todavia el ojo humano no ha sido capaz de descubrirlos