Hay aplicaciones tan difíciles de usar que, para sacarles todo el provecho, hace falta asistir a cursos y comprar gruesos manuales. Los usuarios principiantes gritan al verlos y las academias se frotan las manos. Y es que a todos nos gustaría conducir un Ferrari como el de Fernando Alonso, pero hay que tener años de entrenamiento para atravesar una linea de meta a 300 kilómetros por hora. Con el software más potente y famoso ocurre exactamente lo mismo.
La lista que verás a continuación contiene las que, en mi opinión, son las 10 aplicaciones más difíciles de usar para Windows. Las he elegido por famosas y complejas. Te advierto: vas a llevarte alguna que otra sorpresa…
Al parecer, Adobe Photoshop es la aplicación que todos tienen y nadie sabe usar al máximo de sus posibilidades (excepto ese diseñador gráfico que nos lee de vez en cuando).Que sí, los filtros. A todos les encantan los filtros. El pincel de reparación, también. Y eso de ajustar el brillo. Pero usar Photoshop solo para eso es como ir en coche desde la cocina hasta el salón.
Cuando uno empieza a explorar funciones como las máscaras, la pluma o la selección, entonces la cosa se complica. Pero es que solo aprendiendo a usar esas herramientas uno consigue hacer magia…
Alternativa más sencilla: Paint.NET, ligero, extensible y bastante más amigable.
Adobe Flash Pro destaca por su elevada curva de aprendizaje. Con el declive de Flash como tecnología, su uso se está restringiendo cada vez más al mundo de la animación y la publicidad. Cabe decir que la animación no es un concepto fácil de trasladar a una herramienta informática, pero la complejidad de las últimas versiones de Flash es inmensamente mayor a la de las primeras.
Es el efecto del denominado Síndrome de Adobe: programas que engordan versión tras versión hasta volverse casi inutilizables. Pero si tienes paciencia con los fotogramas clave, las transiciones y ActionScript, quizá consigas resultados espectaculares.
El pariente sencillo: SWiSH Max, menos completo, pero más sencillo que el mecanismo de un chupete.
Para ser justos, AutoCAD ha hecho que una de las cosas más complicadas que pueden hacerse por ordenador, diseñar planos, se haya vuelto mucho más sencilla y a prueba de errores. Si lo usan millones de arquitectos e ingenieros, por algo será.
Sin embargo, el uso de AutoCAD requiere un aprendizaje previo importante, incluso teniendo nociones de arquitectura y diseño. Hay expertos que afirman haber tardado ocho años en dominar todos los aspectos del programa.
Si lo que quieres es trazar unas cuantas líneas o hacer un plano sencillo, aplicaciones como Sweet Home 3D o SketchUp, que recomendamos más abajo, son una alternativa más que suficiente. A menos que seas un ingeniero; en ese caso, amigo mío, te toca estudiar.
El pariente sencillo: Google SketchUp, ni de lejos tan completo, pero mucho más entretenido.
Microsoft Access es un clásico de la suite Office, pero su popularidad es mucho menor que la de Word o Powerpoint. Se debe a dos razones: 1) trata de algo tan nebuloso como las bases de datos y 2) es muy poco intuitivo.
Usar Word o Excel es tan simple como abrir la aplicación y editar la hoja en blanco o las celdillas. Access no es así: hay que construir un complejo modelo de datos desde cero, definiendo cosas tan abstrusas como «formularios» y «tablas».
Access intenta ser fácil de usar, pero no lo ha logrado todavía. Ante su complejidad, hay quien prefiere recurrir a Excel o incluso rescatar el viejo dBase para DOS o el Fichero de Windows 3.1, el de las fichas (¿os acordáis?).
El pariente sencillo: FileMaker Pro, mucho más intuitivo y bonito (ese toque Mac se nota).
Por muchas metáforas que se usen, explicar cómo funciona un cortafuegos no es sencillo. «Reglas de entrada», «puertos», «excepciones»… Cuando al final lo único que quiere un usuario es bloquear o desbloquear el tráfico de una aplicación.
En esto el cortafuegos de Windows aprueba a medias. Es cierto que su comportamiento silencioso apenas molesta, pero las pocas veces que aparece, ocurre el desastre: mensajes incomprensibles y falta de notificaciones posteriores.
Por desgracia, entrar en el panel de configuración del cortafuegos no ayuda: el uso de un lenguaje demasiado técnico y la presentación de la información en tablas hacen que el pobre usuario novato pida ayuda a su vecino informático.
Alternativa más sencilla: el mítico Sygate Personal Firewall, que todavía funciona en muchos equipos.
Muchos universitarios conocerán seguramente SPSS, el paquete estadístico para las ciencias sociales. Lo que antes era una aplicación ligera y mucho más intuitiva que la consola de comandos, ha acabado por convertirse en un hueso duro de roer.
A partir de la versión 11 ocurrió el desmadre: la ayuda contextual desapareció, los cuadros de diálogo cambiaron y se añadieron asistentes de dudosa utilidad. El reciente paso a Java no ha contribuido a mejorar la situación.
Y aunque sabemos que la estadística no es un asunto sencillo, de un programa que aspiraba a destronar a Excel en el campo del análisis de datos esperábamos un mayor esfuerzo en pos de la usabilidad. Muy mal, IBM.
El pariente sencillo: Microsoft Excel, en su última versión y con paquetes adicionales de análisis de datos.
No solo Premiere es grande y lento, sino que también es monstruosamente difícil de usar. A esto se une una inestabilidad bastante alta, que se agrava en equipos que disponen de pocos recursos; para usar este programa hace falta un maquinón.
Problemas técnicos aparte, el caos de paneles y las definiciones confusas impiden un aprendizaje fluido del programa. Al principio, es muy fácil confundir proyectos, plantillas y otros elementos.
Pero la auténtica pesadilla es el panel de efectos, un programa dentro del programa cuya cantidad de opciones y posibles combinaciones supera lo humanamente cognoscible. Para dominar Premiere, en suma, hay que ser un auténtico «videoman».
El pariente sencillo: Sony Vegas, un potente y amigable editor profesional de vídeo.
Lightroom tiene el noble propósito de ayudar a los fotógrafos a poner orden en sus colecciones de imágenes. Es mucho más que una simple galería: es un auténtico estudio fotográfico dentro del PC.
Pero su aparente minimalismo engaña. La cantidad de paneles y parámetros es abrumadora, y la organización adecuada de miles de negativos digitales requiere explorar a fondo la interfaz y probar distintas configuraciones.
El revelado digital sufre de la misma fiebre de complejidad. Hay filtros predefinidos, sí, pero el planteamiento es menos intuitivo que en Nikon Capture o Aperture. Eso sí, por suerte Lightroom tiene ahora algo parecido a los puntos de control.
El pariente sencillo: Picasa, un gestor de imágenes rápido y fiable, ideal para catalogar rápidamente
Famoso y monstruoso. Dos palabras para definir a Autodesk 3DS Max, antes conocido como 3D Studio Max, la aplicación de modelado, animación y renderizado 3D más popular.
Con 3DS estamos ante el mismo problema de AutoCAD: una inevitable complejidad. No hay modos «sencillos» y modos «complejos»: solo hay una aplicación enorme y con posibilidades literalmente infinitas.
Muchos son los que se han desanimado ante una curva -deberíamos decir «pared»- de aprendizaje tan inclinada, probando suerte con alternativas gratuitas y más intuitivas, como Blender (que, por otro lado, tampoco es muy simple).
El pariente sencillo: Sculptris, perfecto para ensuciarse las manos y modelar desde el primer minuto.
¿Quién quiere ser DJ? ¡Todos! ¿Quién quiere pasar meses buceando en las profundidades de Traktor Pro? Pocos.
Y es que Traktor Pro, completísima y famosísima herramienta para DJ, calca tan bien el aspecto de un equipo de sonido profesional que acaba teniendo la misma facilidad de uso inicial: cero (a menos que seas un experto, claro). Si uno tiene la paciencia necesaria para ponerse a jugar con todos los módulos y opciones de Traktor Pro, se pueden conseguir grandes cosas. Pero para pinchar un disco en una fiesta de barrio, hay alternativas mucho más asequibles.
El pariente sencillo: PartyCloud, para pinchar discos allá estés donde estés, que de eso se trata, ¿no?
Estos programas son muy buenos. Todos. En su categoría, son lo mejor de lo mejor. ¡En serio!
Sin embargo, no son precisamente fáciles de usar, y que muchos usuarios, atraídos por el nombre y la promesa de cosas maravillosas, los descargan y prueban sin pensarlo dos veces.
La frustración posterior puede ser enorme. Por eso recomendamos empezar por las alternativas sencillas y solo entonces saltar a los programas profesionales, que son caros y difíciles de manejar.
Se usar los primeros 5 y un poco del 7 y no paso de los 17 años 😛